La brisa de esta mañana está llevando a los marineros al río Potomac. Estoy disfrutando verles desde mi balcón. El viento no es constante. Los barcos tienen que virar todo el tiempo. A veces, una fuerte ráfaga les hace escorarse. Cuando eso ocurre, los barcos van mucho más rápido. Eso es lo mejor cuando estoy viendo desde lejos.
Antes me gustaba navegar en veleros, pero ahora es demasiado trabajo. Ahora me gusta ver a otras personas luchar contra el viento o, peor aún, contra la ausencia de viento. Sé que los veleros son más románticos, pero a mi edad prefiero los barcos a motor. En un barco a motor el capitán sólo tiene que cambiar de dirección cuando quiere, no cuando lo dicta el viento. Los pasajeros pueden sentarse y disfrutar de unas cervezas mientras el capitán está conduciendo el barco.